PROPUESTA QUE PRESENTA LA AGRUPACIÓN CIUDADANA INDEPENDIENTE PARA ARANJUEZ (acipa) AL PLENO DE LA CORPORACIÓN PARA SOLICITAR A LA COMUNIDAD DE MADRID LA INCOACIÓN DEL EXPEDIENTE PARA LA DECLARACIÓN DE BIEN DE INTERÉS CULTURAL, CON CATEGORÍA DE MONUMENTO, DEL PALACIO DE OSUNA.
El 3 de mayo de 2018 pasará a la historia como otra fecha negra para el Paisaje Cultural de Aranjuez. No fue un fenómeno meteorológico como el que provocó una gran destrucción de masa vegetal en amplias zonas de nuestra ciudad (como el reventón del 30 de agosto de 2015) pero sí fue otro bastante destructivo y que se cebó con uno de los edificios más notables de Aranjuez, por múltiples razones, y además uno de los más queridos a nivel popular. Nos referimos al incendio del Palacio de Osuna, que devastó la práctica totalidad de su cubierta y parte de sus estancias interiores, en especial de la primera planta. Un incendio que supuso el colofón a años de abandono, un abandono que venía siendo alertado por parte de instituciones como Hispania Nostra y que lamentablemente no pudo evitar el fin que todos conocemos.
Una vez apagados los rescoldos del incendio, y tras los estudios realizados por Policía Científica para dilucidar el origen y el causante o presuntos causantes del incendio, conviene analizar la situación creada tras el fuego. En mitad del área más monumental de Aranjuez tenemos un edificio de notable carácter monumental, que amenaza con convertirse en una grotesca ruina a sumar al nefando catálogo de edificios carne de piqueta en nuestra ciudad. En un municipio en el que el abrir un simple local en el casco histórico supone meses y meses de papeleo, y cualquier obra menor en fachadas o tejados conlleva en muchos casos peticiones surrealistas de informes, permisos y consulta a comisiones, no hemos sido capaces de evitar la destrucción de importantísimos bienes monumentales. Mientras la histórica casa de José Luis Sampedro se deshace y desmenuza ante nuestra mirada, al otro lado de la Calle Capitán el fuego devoraba parte… no solo de un edificio histórico. También parte de nuestra historia, la de Aranjuez, y la de España.
Independientemente de cuál haya sido el origen o autoría del incendio, y si ha habido o no alguna aviesa intención, entendemos que el deber de la administración local debe ir encaminado a la recuperación integral y fiel del inmueble, y salvarlo de una nada remota destrucción, demolición o desvirtuación.
La actual Directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini Sagaseta de Ilúrdoz, advertía hace escasos meses de que solo 9 o 10 municipios de la Comunidad de Madrid tenían actualizado su catálogo de elementos a proteger, lo cual podría suponer posteriores problemas o disgustos. Muy razonablemente, afirmaba que no se podía proteger todo con desmesura porque haya administraciones que no hagan sus deberes, sino que “se debía proteger lo que realmente vale” (afirmación con la que no podemos estar más de acuerdo) ya que un edificio protegido es “caro de mantener y por eso la gente no quiere que se declaren” solicitando, en este caso al Ayuntamiento de Madrid, que apoyara fiscalmente a los propietarios de estos inmuebles (lógicamente, a aquellos con interés en cuidarlos como merecen)
Decía también que el desuso es el peor cáncer que puede tener una edificación, que no se puede tener un patrimonio muerto, que debe haber usos compatibles con el respeto al patrimonio pero con la flexibilidad suficiente como para ser usados y generar vida (cuestión esta que recogemos con agrado y esperamos se pueda hacer realidad algún día en el casco histórico de Aranjuez)
Sea como fuere, estas palabras hablan de la necesidad de proteger aquello que realmente vale la pena mantener, recuperar y mejorar, y entendemos que estas cualidades son las que reúne el Palacio de Osuna. Vamos a hacer una breve reseña del edificio y del contexto histórico en el que surgió.
En el inicio de la ciudad de Aranjuez, la afortunada experiencia de Carlos Broschi, Farinelli, en sus viajes por Europa (Roma, 1722, Viena, 1731, Londres 1734 y España a partir de 1737 hasta 1759) convenció a los monarcas Felipe V e Isabel de Farnesio el darle un carácter urbano a los Reales Sitios, que permitió prácticamente la configuración urbana de Aranjuez, El Escorial, El Pardo y otros Reales Sitios, así como desarrollar unos programas urbanísticos tal y como se estaba realizando en la Europa barroca.
En el caso específico de Aranjuez, a partir del Renacimiento italiano que desde el Siglo XIII se convertirá en el modelo de las ciudades y ocupación del espacio agrícola europeo clásico, en el contexto de la Península Ibérica, la tradición clásica de Grecia y Roma se volverá a reintroducir, algo que ya estaba prácticamente sucediendo, la reintroducción de saberes clásicos por medio de Al-Andalus (traducciones de textos de la cultura clásica, sobre matemáticas, filosofía, agricultura, medicina o arquitectura…) La Córdoba y Toledo omeya hacen renacer el clasicismo y la proyección de estas ciencias (médicos como Ibn Wafid, en el siglo XI en Toledo, astrónomos como Azarquiel o agrónomos como Ibn Bassal, entre otros) y fruto de este empuje se instalará de nuevo el conocimiento en Toledo, que se mantendría en periodos cristianos posteriores. De estos saberes bebió muy probablemente Juan Bautista de Toledo, uno de los más grandes arquitectos de su tiempo, que formaría parte del Manierismo Italiano (Nápoles y Roma) donde siendo discípulo de Miguel Ángel Buonarotti realizarían la cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Llamado a España por el Emperador Carlos V comenzaría la proyección urbanística de los ámbitos rurales, como la vega de Aranjuez, trazando los ejes directores y que serviría de modelo en años posteriores para ciudades americanas como Washington. Cuando en los reinados de Felipe V y Fernando VI se encarga el plano de la ciudad a Giacomo Bonavía, este, partiendo de la determinación de la Calle o Camino de Ocaña, reproduce una serie de esquemas clásicos. La calle de la Reina (realizada por agrónomos flamencos y andaluces con las directrices de Toledo y Juan de Herrera) el tridente (tomando como modelo el esquema geométrico de Roma, el tridente que parte de la Piazza del Popolo, que también Luis XIV de Francia utilizaría para realizar la ciudad ideal de Versalles) y una trama de manzanas regulares siguiendo el esquema romano del cardo y decumanus. Tras el viaje obligado de todo artista de la época a Italia, Juan de Villanueva (como haría antes Velázquez) conoció las tipologías neoclásicas de Roma, modelo que inspiraría el Palacio de Osuna.
Al igual que en las Huertas de Picotajo y las 12 Calles vemos como un modelo compositivo es tratado como trama de múltiples ejes o centros, o como también sucede en el Jardín de la Isla (el eje se desplaza y en algún caso se convierte en múltiples centros de fuentes) en el Palacio de Osuna se repite la multiplicación de los ejes compositivos. Esto se observa sobre todo si se establece la relación jerárquica respecto a la Calle de la Reina, donde vemos doble acceso a la parte noble del palacio, lo cual constituye toda una excepción en los palacios de Aranjuez y casas de jornada, y del clasicismo.
El edificio reproduce la tipología de patios diversos superpuestos. Patio grande, patio de la parra, patio de Santiago, siguiendo los esquemas de tradición islámica, como por ejemplo los de la Alhambra. También encontraríamos las categorías estéticas del momento: lo pintoresco, el capricho, la naturaleza. A este universo estético pertenecen los templetes ochavados y el jardín. También aparece el tema romántico de la fuente, dedicada a la diosa Selene, la luna, motivo emocional de los sentimientos humanos y lo periódico de la vida.
Este edificio es en el que se abraza con más claridad la ruptura lineal de los espacios patios. Otros modelos serían el del Palacio del Marqués del Llano (hoy denominado de Godoy, contiguo) y el antiguo palacio de la Reina Madre y Palacio de Medinaceli. Estos edificios por su importancia deberían pasar a ser Bienes de Interés Cultural (BIC) como conspicuos ejemplos de la arquitectura del Siglo XVIII, tardobarrocos, y con un pie en el clasicismo, como vemos especialmente en el Palacio de Osuna, si bien este por su grado de alteración y su peligro inmediato de desaparición requeriría una declaración con más premura.
Esta gran casa fue la residencia durante las Jornadas Reales de los célebres novenos duques, Don Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Doña María Josefa Alfonso-Pimentel, grandes y decididos mecenas de artistas y literatos, e introductores en la Corte de las más avanzadas teorías filosóficas y científicas, que sin duda hicieron de este palacio uno de los epicentros de sus ilustradas tertulias, en las que participaron músicos, políticos, escritores, científicos, pintores, toreros… personas de la talla de Moratín, Iriarte, Ramón de la Cruz, Martínez de la Rosa, Agustín de Betancourt, William Beckford, Goya, Pedro Romero… amenas veladas que se deleitaban con su orquesta privada, dirigida por Luigi Boccherini. Todo ello sin olvidar, y volviendo al inicio, del quizá más conocido de sus moradores, el célebre castrato, Carlos Broschi, Farinelli.
El palacio permanecería en la Casa de Osuna hasta bien entrado el último tercio del Siglo XIX, coincidiendo la venta del mismo con su decadencia y desmembración, y con el fallecimiento del último gran duque, D. Mariano Téllez-Girón y Beaufort en 1882. Pese a todo, conservaba y aún conserva su factura de gran caserón e interiormente muchos vestigios de su pasado esplendor. Pabellones, pinturas de estilo pompeyano, machones coronados por jarrones neogriegos así como la hermosa y delicada fuente de piedra a la que aludíamos más arriba. Es notable el parecido entre los cerramientos de los grandes patios y el del parque de El Capricho, en la Alameda de Osuna de Madrid, cosa lógica por coincidir promotor y fecha. No podemos olvidar tampoco la potencia de sus instalaciones subterráneas, siendo un espacio especial y singular el semisótano abovedado del ala principal y que se ha conservado casi intacto, con luces al jardín y escalera comunicando con el patio de honor.
Por encima de estas cuestiones, el valor histórico, arquitectónico y hasta cultural del Palacio de Osuna exige una recuperación integral y unitaria del mismo que le devuelva su imagen original. Es además sugerencia del Plan General de Ordenación Urbana de Aranjuez, que catalogó en 1996 el edificio con nivel de protección estructural, así como proponiendo que fuera la iniciativa pública la encargada de llevar a cabo su reparación. Acción por parte de lo público que, de más está decirlo a estas alturas, ni ha estado ni ha sido esperada. Independientemente de la naturaleza de los hechos acaecidos aquel 3 de mayo de 2018, en una ciudad como Aranjuez que carece de espacios expositivos, de una sede o centro de interpretación del Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, no podemos dejar perder definitivamente (pasto de la piqueta o de una desvirtuación definitiva) este edificio. Es único en Aranjuez por sus características históricas y arquitectónicas y entendemos como decíamos antes que, junto con otros edificios de Aranjuez, merece por sí solo la calificación de Bien de Interés Cultural.
Como ya propusimos en diciembre de 2016 los grupos políticos de Iniciativa por Aranjuez y acipa para la Casa de la Monta, es importante como paso previo a cualquier decisión a tomar respecto al Palacio de Osuna, encontrarnos bajo la protección de la Ley de Patrimonio Histórico mediante la declaración de Bien de Interés Cultural, casi con más razón todavía que el prominente edificio de las Caballerizas Reales de Sotomayor. Por una razón, porque el grado de deterioro (por el abandono y el posterior incendio) es muy alto, y porque el riesgo de perder los muchos bienes que aún quedan bajo los escombros de la cubierta es elevadísimo. Con la declaración evitaríamos una intervención no respetuosa con los valores artísticos que aún atesora el edificio.
La ley establece que los bienes inmuebles declarados de Interés Cultural deberán ser integrados en alguna de las siguientes categorías: Monumento: la construcción u obra producto de la actividad humana de relevante interés histórico, arquitectónico, arqueológico o artístico.
b) Conjunto Histórico: la agrupación de bienes inmuebles que configuran una unidad coherente con valor histórico y cultural, aunque individualmente no tengan una especial relevancia.
c) Paisaje Cultural: los lugares que, como resultado de la acción del hombre sobre la naturaleza, ilustran la evolución histórica de los asentamientos humanos y de la ocupación y uso del territorio. d) Jardín Histórico: Espacio delimitado, producto de la ordenación humana de elementos naturales, estimado de interés histórico, estético o botánico. E) Sitio o Territorio Histórico: el lugar vinculado a acontecimientos del pasado que tengan una especial relevancia histórica. f) Bienes de Interés Etnográfico o Industrial: construcciones o instalaciones representativas de actividades tradicionales o vinculadas a modos de extracción, producción, comercialización o transporte que merezcan ser preservados por su valor industrial, técnico o científico. g) Zona de interés arqueológico y/o paleontológico: Lugar donde existan bienes o restos de la intervención humana o restos fosilizados susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica y7o paleontológica, tanto si se encuentran en superficie como en subsuelo, aguas o construcciones emergentes.
En nuestra ciudad, como bienes inmuebles protegidos, tenemos el Palacio Real, la Casa de Infantes, la Casa de Caballeros y Oficios, el Real Convento de San Pascual, la Iglesia y arcos de San Antonio, la Casita del Labrador (como Museo) como Jardines Históricos el Jardín de la Isla, Jardín del Príncipe, Jardines del Brillante y del Deleite, como Conjunto Histórico el casco antiguo de Aranjuez e incoado para ser declarado BIC la Zona arqueológica de Aranjuez (expediente este, por cierto, incoado en 1989, e inexplicablemente aún sin concluir) El Palacio de Osuna no está incluido como edificio o bien de carácter monumental, sino como elemento más dentro del conjunto histórico de Aranjuez. Sí cuenta con la declaración de Bien de Interés Patrimonial (bienes que carecen de valor excepcional pero que posean significación histórica o artística) que se antoja escasa para los valores que aún atesora el edificio.
Por todo ello, La Agrupación Ciudadana Independiente para Aranjuez (acipa) eleva al Pleno de la Corporación la siguiente Propuesta, solicitando al Equipo de Gobierno:
- Que se tome la iniciativa, como terceros, para solicitar a la Comunidad de Madrid la Incoación del Expediente (con todos los requisitos que se precisen) para incorporar el Palacio de Osuna al catálogo de los Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid con categoría de Monumento.
Última vez modificado: 20 junio, 2018